Ha sido un viaje muy agradable. No sé si corto: dos meses para documentarme y escribirla y y siete para revisarla, corregirla, prepararla para la imprenta y salir a la luz. Será casualidad, pero es justo lo que dura un embarazo.
Durante ese viaje he disfrutado, he sufrido, me he frustrado hasta el punto de querer abandonar, me he emocionado. He conocido a gente que ni por asomo creía que podría conocer, a gente con cierta cultura y también a gente sencilla y, sobre todo, a ex-combatientes. Todos me han ayudado, me han asesorado, me han animado y me han hecho sentir muy arropado. Por supuesto, también he contado con el inestimable apoyo de mi familia y amigos que siempre han estado ahí. Gracias a todos.
No soy escritor, desconozco totalmente las técnicas narrativas, los trucos del oficio. Soy caótico, no planifico nada, todo surge sobre la marcha. Por no tener, no tengo ni fichas de personajes, aquello que, según todos los manuales del "buen escritor" es imprescindible. Pero no me hace falta. Mis personajes se van creando ellos mismo su personalidad según caminan por el el relato. Cada uno se forja su manera de ser y sus pensamientos conforme se desarrollan los acontecimientos. Es apasionante crear "vida" y darles personalidad, sentimientos, forma de expresarse y rasgos físicos. Son "criaturas" creadas por mí y las quiero a todas, con sus virtudes y sus defectos. Supongo que un profesional antes de ponerse a escribir ya tiene claro cómo es cada uno y cuál va a ser su papel en el relato. Yo, por falta de "método", voy dejando que sea éste (el relato) el que lo haga. Ojo, no quiero decir que sea lo adecuado, simplemente que es mi manera de hacerlo. Seguramente equivocada.
Boualam, el protagonista, es un ejemplo. Al principio iba a ser un personaje secundario, pero los acontecimientos, poco a poco, fueron dándole protagonismo y lo convirtió en el "actor principal". Boualam me apasiona como persona, creo que su manera de ser y actuar lo convierte en alguien muy especial. No sé si he conseguido crear esa sensación para el posible lector, pero yo estoy muy satisfecho de él.
Otra cosa con la que he disfrutado tiene que ver con la resolución de los problemas que mi falta de planificación me planteaba. Cuando no sabía cómo resolver una situación le daba vueltas horas, días o semanas, y cuando la encontraba me ponía a escribir y todo fluía sólo, como un torrente, como si eso hubiera estado siempre en mi mente y sólo era necesario dar con el sitio adecuado donde lo guardaba.
Ahora, de vez en cuando, ojeo algunas cosas y me emociono al saber que lo he escrito yo, no acabo de creérmelo. Podrá estar mejor o peor, gustar o no, pero, leches, es mío, eso ha surgido de mi mente. Con todos los defectos posibles de un aficionado (y os aseguro que hay muchos), pero un profesional, aparte de aptitudes, recursos y técnica, dispone de otros profesionales que le corrigen los textos. Yo no. Por eso puede que quien la lea se encuentre reiteraciones, repeticiones de palabras en un párrafo, signos de puntuación mal colocados o algunos gazapos. Pero me da igual, es la imperfección de algo que no aspira a ser perfecto. Simplemente pretende ser una humilde obra de alguien que la empezó para entretenerse y que la ha acabado con una implicación emocional que, ni por asomo, pensaba que se iba a dar.
No sé si esto de escribir va a tener continuidad, pero Boualam de Ifni me ha dado tantas satisfacciones, me ha dejado el nivel emocional tan alto, que va a ser muy difícil que se repita.
Supongo que quizás muchos penséis que no es para tanto, que sólo es una novela, que hay miles de escritores creando cada día cosas mucho mejores. Es cierto, pero Boualam de Ifni es mi obra, mi novela, mi criatura y la quiero. Sé que sólo se venderán unos pocos ejemplares, que no va a tener ninguna repercusión y que va a pasar desapercibida, pero tengo el derecho de sentirme orgulloso y expresarlo.
Gracias a todos.
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